ATLÁNTICO: BARRANQUILLA
El Atlántico es uno de los 32 departamentos en que está dividida políticamente la República de Colombia y su capital es Barranquilla. Tiene una superficie de 3,319 km² y cuenta con 2,373,550 habitantes. Es el cuarto departamento más poblado de Colombia.
LEYENDAS
MAMITA
Habla de la aparición de una virgen viva en casa de
Silvia Rua, tres días después de haber dado a luz en el año 1912.
Según la leyenda, la señorita Rua vio una claridad
en su cuarto y al despertarse vislumbró la imagen de su madre muerta en el
dintel de la puerta de la habitación. “Hija mía - dijo- no temas por la
claridad, soy tu madre, he venido a traerte una virgen, para que te cuide, te
guarde y te acompañe, hasta que mueras”. La luz desapareció y en la mesa de
noche, apareció un bustico de la Virgen de la Candelaria.
La noticia se regó por todo el pueblo,
convirtiéndose la casa en un santuario de la Virgen y sitio de romerías de
decenas de personas buscando salud para los suyos.
El busto del la Virgen fue llevado ante el cura de
la población y fue bendecido por éste tras celebrar una misa en honor a la
Virgen María.
La leyenda de la Mojana
La Mojana es una mujer diminuta, de cabellos
dorados, tan largos que le llegan a hasta los pies volteados. Vive en una casa
de piedra construida debajo del agua, donde cría diversos animales domésticos y
donde se baña con una totuma de oro. Antes se le veía con frecuencia por el
cerro de Juanché, donde era muy fácil percibir sus huellas después de los
aguaceros. Rapta a los niños que se van a bañar en sus dominios y los lleva a
su morada subacuática. Para evitar la acción de la Mojana sobre los niños, es
necesario amarrarles un cordón especial, tanto en el cuello como en la cintura.
La
leyenda de la Mata de Patilla
La
mata de patilla aparecía a altas horas de la noche en cualquiera de las calles
de Manatí, su aparición la atribuían al trabajo de brujos que se transformaban
en esto para evitar el paso de los manatieros hacia alguna casa o parte del pueblo
donde ellos estuvieran haciendo algún trabajo de brujeria. Se dice que se movía
y enredaba a quien se atreviera a caminar en medio de ella. Hay quienes
sostienen que uno de los que quedó enredado en la mata pudo liberarse cuando en
su desespero empezó a patear unas pequeñas patillas que iban creciendo
rápidamente en la mata hasta reventar una de ellas, fue entonces que la mata lo
aflojó y se pudo liberar. Cuentan también que al día siguiente de este
acontecimiento una pobre señora amaneció con dolores en todo el cuerpo, de ahí
que dijeran que ella era la que se convertía en mata de patilla.
Los
animeros
Hace varias décadas los gemelos
manatieros Marcelino y José* Horta fueron los encargados de darle vida a un
ritual que era conocido no sólo en Manatí si no también en otras latitudes como
los animeros. El objetivo de los animeros es recoger por medio de rezos el
espíritu o el alma de personas que después de muertas quedan vagando por el
pueblo para después llevarlas al cementerio.
Siguiendo una variante de este
ritual los gemelos Horta, después de una promesa hecha a las ánimas a cambio de
agua, empezaron a salir en las noches de los viernes del mes de noviembre en un
recorrido que iba de la iglesia al cementerio. En este trayecto hacían lo que
era conocido como estaciones ( o paradas), uno de ellos se ubicaba en la
esquina de una calle, el otro en la esquina opuesta, uno de ellos comenzaba el
llamado o la recogida de las animas del purgatorio con un rezo, el otro a la
distancia respondía este rezo, pero más que un rezo parecía un canto, más que
un canto parecía un lamento, sus voces retumbaban en la oscuridad, eran
penetrantes, profundas, las noches eran completamente oscuras, todo se
conjugaba para dar la sensación que efectivamente las almas del purgatorio
estaban acudiendo al llamado de los hermanos, siguiéndolos en su recorrido
hasta el cementerio donde según el ritual podrían finalmente quedarse a
descansar en paz.
La
Llorona
La leyenda de la llorona es
ampliamente conocida en muchos pueblos de Latinoamérica, en algunos de estos se
le conoce como la gritona y presumiblemente llegó a nuestro continente con
muchas de las tradiciones españolas.
En Manatí esta leyenda no varió
mucho de la versión popularmente conocida la cual describe a una mujer
desarreglada, más bien harapienta, con rostro cadavérico y brazos largos a la
que le arrebataron su hijo. Después de muerta, el alma de este pobre ser
empezó a penar por las calles en busca de su hijo, hay quienes aseguran
que en realidad no lo buscaba, simplemente lo lloraba porque a éste lo llevaba
extendido en sus largos brazos, muerto. Penaba con un lamento que, según los
pocos manatieros que sostienen haberla escuchado, erizaría la piel
del más incrédulo.
El señor Manuel Vergara se
declara a sí mismo como una persona incrédula, no cree en la llorona ni en nada
que se le parezca, pero en su vida ha visto y oido cosas que según él ni en su
momento ni ahora tendrían una explicación. Una de estas cosas parecería estar
relacionada con la llorona. Cuenta que una noche escuchó un llanto extraño en
el parquecito que queda en la parte de atrás de la iglesia y en frente de lo
que era la acuatlanza, nunca había escuchado nada parecido en su vida comentó.
No sólo él y parte de su familia lo escucharon si no también donde las señoras
Teresita Mosquera y Teresita Zapateiro, algunos se asomaron pero los que lo
hicieron no vieron nada, según relata escuchaban el llanto pero no veían a
nadie.
Pero la llorona en Manatí más que
por sus apariciones, se le conocía por el uso que los adultos hacían del
cuento; y es que de niños en el pueblo a muchos nos asustaban diciéndonos que
la llorona nos iba a llevar con ella, el susto era efectivo, a más de uno nos
dejaron quietos con esa sola amenaza, ahí en ese momento se nos acaban los ataques
de malcriadez y repelencia que a más de uno nos solía dar.